Este día comenzó siguiendo la rutina habitual de piscina, blogueo y contemplación desde el balcón de mi apartamento. Otro Karaoke en Chiang Mai
Día a día en Chiang Mai
Sin embargo, decidí darme un capricho y disfrutar de un desayuno completo en el KLĀY café, donde me deleité con un delicioso desayuno americano. Fue, sin duda, uno de los mejores desayunos que experimenté durante mi estancia en Chiang Mai. No puedo hacer otra cosa, nada más que recomendar la visita a este sitio.
Una vez satisfecho, regresé a mi apartamento y consulté mi aplicación de mensajería Line. Allí encontré mensajes de la camarera del día anterior y de una chica a la que había conocido en Tinder, ambas interesadas en quedar conmigo. Sin embargo, en ese momento no me sentía motivado para responder, así que decidí tomarme la mañana para mí y regresar a mis actividades regulares, incluyendo el trabajo.
Durante la jornada laboral, que desde luego fue bastante mejor que la del día anterior, respondí a los mensajes de ambas chicas, ya que tampoco se merecían que las ignorase, cosa que no me gusta nada hacer. Tan solo lo hice con “Savefacegirl” y es que no tenía ganas de responder. Al mediodía, opté por almorzar en el edificio, disfrutando de una comida deliciosa a un precio razonable. No obstante, a medida que avanzaba la tarde, mi ánimo se elevó, y lo que inicialmente había planeado como un día de soledad se convirtió en una tarde en el bar, donde tenía la intención de cenar y charlar nuevamente con el alemán.
De vuelt al bar. Karaoke en Chiang Mai
Finalmente, regresé al mismo bar del día anterior. Esa noche, el bar sorprendentemente tenía un karaoke en marcha, con varios ingleses cantando sus canciones. Mantuve una conversación con el alemán sobre su trabajo, sus expectativas y otros temas. El también se animó a cantar, aunque la verdad… ese no era su principal talento.
Noté que la camarera del día anterior no estaba trabajando en el local. Pasé un rato agradable charlando con los participantes del karaoke y el dueño del bar. El dueño se animó a cantar y, para mi sorpresa, fue el mejor intérprete de la noche, demostrando un talento especial para el canto en inglés a pesar de ser tailandés. Me impresionó su actuación y su actitud amigable.
Una de las camareras del bar me preguntó por qué estaba solo. Le expliqué que simplemente quería cenar allí y disfrutar de una cerveza. Ella amablemente se ofreció a presentarme a sus amigas en otro momento si así lo deseaba, a lo que accedí.
Ese día decidí no jugar al billar, la verdad es que lo del karaoke era bastante divertido.
Sin embargo, nunca volví a ver a esa camarera, volví al bar después de esa noche. Tras pasar buenos momentos conversando y divirtiéndome, me despedí y me dirigí a casa para descansar, ya que la hora de dormir se acercaba.
Al alemán no le vi nunca más, espero de corazón que le haya ido bien en todo, en el amor y en ese proyecto que tenía.