Como les mencioné en el capítulo anterior, tuve la peculiar experiencia de pasar unas extenuantes 8 horas en el Aeropuerto Internacional del Rey Khalid. Mi primera tarea después de pasar el control de seguridad fue encontrar un rincón cómodo donde echarme a dormir. ¡Esto era crucial! Encontrar una madriguera donde dormir sin problemas.
Aeropuerto Rey Khalid
Exploré las dos terminales destinadas a vuelos internacionales con la esperanza de descubrir ese lugar mágico donde podría descansar sin preocupaciones. El aeropuerto estaba limpio y bien mantenido, pero la oferta de servicios de restauración no estaba a la altura.
En mi búsqueda de un rincón para dormir, encontré una sala VIP que tenía un precio razonable. Estuve a punto de considerarlo, pero decidí seguir buscando opciones. Lo que encontré fue una escena curiosa: pasajeros se acurrucaban bajo las hileras de asientos para escapar de la brillante iluminación del aeropuerto y poder dormir un poco.
Finalmente, después de dar más vueltas que una peonza, me decidí a probar la sala VIP, pero antes de partir, me encontré con «Macho Alfa», quien, de alguna manera, había reunido a un grupo de alemanes que lo seguían como seguidores de una estrella de rock. Había parejas jóvenes haciendo su primer viaje juntas, solteros excéntricos y personas de lo más variopintas.
«Macho Alfa» compartió con nosotros la noticia de que la aerolínea debería proporcionarnos acceso gratuito a la sala VIP debido al retraso anunciado con poco tiempo de antelación. Aunque esto no estaba respaldado por ninguna regulación aérea que conociera, decidí seguirlo a la sala VIP, pensando que, si alguien se enfrentaba a problemas, sería él.
Después de una larga conversación con los empleados de la sala VIP, que afirmaban no saber nada sobre la situación, finalmente nos dijeron que no teníamos acceso. Volvimos a la casilla de salida, pero esta vez, «Macho Alfa» había sumado a su grupo personas de otros vuelos con problemas similares. Conocí a unas chicas italianas y a otro chico turco, todos lidiando con la misma situación incómoda.
Comida en Saudia
Recuerdo vívidamente a una pareja discutiendo ruidosamente con un empleado de la aerolínea. Al final, de alguna manera, este individuo logró que la empresa nos prometiera comida caliente para todos. «Macho Alfa» demostró ser digno de su nombre.
Sin embargo, nadie parecía creer que realmente obtendríamos comida caliente. Por un tiempo, cada vez que alguien preguntaba, le decían que faltaba una hora para la comida. Pero el tiempo pasó y finalmente apareció la comida. Todo esto mientras dormía, había encontrado un sitio aunque era incómodo, y no duré mucho durmiendo.
Me apresuré a disfrutar de un plato caliente y me sorprendí gratamente al descubrir que las máquinas expendedoras de agua del Aeropuerto Internacional del Rey Khalid ofrecían precios razonables. A pesar del retraso, Saudia se portó bien.
Recuerdo cómo a cierta hora pusieron en megafonias del aeropuerto una melodía arabe (un llamada rezo), la verdad es que inspiraba tranquilidad, creo que es este, pero no estoy 100% seguro.
Saudia Airlines
Finalmente, embarcamos en la segunda etapa del vuelo. Aquí no vi a «Macho Alfa», pero me encontré con otros personajes interesantes a bordo. El mismo individuo de la chilaba se encargó de explicarme las medidas de seguridad.
Pasé el tiempo viendo la serie «Sin Límites» en el avión. El contenido de Saudia era bastante completo, pero había un problema: los subtítulos en árabe estaban integrados, lo que no me servía de mucho. Opté por ver una serie en español para minimizar el impacto de los subtítulos.
Saudia me lleva a Bangkok
Finalmente, aterricé en la tierra prometida, Tailandia, Bangkok. Un país que había visitado previamente, pero no en los últimos 5 años y, además, con una pandemia de por medio. Estaba ansioso por descubrir qué había cambiado en la «Tierra de las Sonrisas».
Una vez que pasé por inmigración, me encontré con un alemán que había conocido en el aeropuerto de Arabia Saudita. El tipo estaba emocionado de encontrar alcohol en Tailandia y, de alguna manera, logramos comunicarnos en alemán. Dijo que por fin podríamos beber alcohol, incluso el de lavarnos las manos.
Después de recoger mi equipaje sin problemas, me dirigí a hacer dos cosas esenciales: sacar dinero de un cajero automático y comprar una tarjeta SIM local. Mientras esperaba en la cola para comprar la tarjeta SIM (un tema que podría convertirse en una guía en el futuro, si alguien lee este blog), vi a «Macho Alfa» por última vez. Me dijo que esa empresa de tarjetas SIM era la mejor y me deseó una buena estancia en Tailandia mientras él partía hacia Camboya. Espero que le haya ido bien, ya que no tengo planes de volver a ese país pronto.
Tomé un taxi directo al hotel. Estaba exhausto, así que salí a cenar algo y regresé al hotel para dormir. Lo hice profundamente y durante varias horas…